lunes, 29 de octubre de 2012
Si notamos que nuestro corazón se acelera habremos encontrado un nuevo motivo para vivir.
Sentada sin hacer nada, porque tengo afán de superación y creo que las cosas van a salir bien por si solas, mañana tengo examen de historia, pero el libro sigue en la maleta, quiero tocar la guitarra perfectamente, pero la guitarra esta guardada en su funda, quiero ir a hacer deporte, pero aún sigo en el sofá, quiero ayudar todo lo posible a mi familia, pero aún no le he hecho ese favor a mi hermana, quiero ser buena con mis amigos, pero aun no he contestado a ese whatsapp recibido hace media hora, quiero que me hables, pero no te hablo, quiero que me escribas, pero no te escribo, quiero que me quieras, pero no te quiero, ¿o si? ¿Qué quiero? ¿Te quiero? Todos tenemos claro lo que queremos. Sin embargo, hay veces que nos resulta muy difícil afrontar la verdad. Afortunadamente, la inteligencia emocional existe y el corazón está ahí para avisarnos de nuestros errores y empujarnos a hacer aquello que nos hace felices. Nos pasamos la vida dándole vueltas a la cabeza. No paramos de buscar razones inteligentes para hacer lo que queremos y también para justificar por qué no lo hacemos. Y en esta búsqueda, entre razón y razón, olvidamos que lo que perseguimos siempre ha estado ahí, al alcance de nuestra mano. Basta con seguir el ritmo que marca el latido de nuestro corazón. Nuestro corazón nos alienta, nos enseña a darlo todo a renunciar a todo por las personas que queremos. El corazón se empeña en mantenernos siempre vivos. Si notamos que se acelera es que vamos por el buen camino. El corazón nos mantiene vivos y nos empeñamos en sacar fuerza de flaqueza y asumimos que sin riesgo no hay gloria. Tomar decisiones difíciles, elegir alejarnos cuando queríamos estar cerca, liberar de sus ataduras a los que queremos… tan sólo se puede hacer siguiendo los dictados del corazón. "Si notamos que nuestro corazón se acelera habremos encontrado un nuevo motivo para vivir y, entonces, la vida te cambia."Si algo he aprendido en todo este tiempo es que querer no es poder, y que a veces no es suficiente dejarnos la piel en el intento porque muchas cosas no cambiaran, vale, hay algunas cosas que no cambian por mucho que lo desees. Pero, ¿qué hay de lo que sí podemos cambiar? Ahí es donde hay que dejarse la piel. Por mucho que queramos evitarlo, llega un momento en el que hay que enfrentarse a nuestros miedos y tomar decisiones. Por mucho que nos empeñemos en complicar las cosas, lo que queremos siempre está muy cerca y nuestro corazón nos empuja, una y otra vez, a tomar la decisión que nos hace felices.
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